Te llamo
Publicado por Calíope

La gente normal, piensa las cosas antes de decirlas. Muchos de los hombres que se han cruzado últimamente en mi vida, no. Existe una tendencia a la verborrea, a decir las cosas sin pensar, a soltarlas así, porque sí… Mal. Si os preguntáis porque…pues porqué las mujeres escuchamos cuando nos hablan y la gran mayoría nos acordamos de lo que nos dicen. Y porque decir por decir, es tontería.


No logro entender porque alguien dice algo por decir. Es más, no entiendo porque alguien dice algo cuando sabe perfectamente que no lo va a hacer. Un ejemplo clásico sería el “Te llamo”. Pongámonos en situación: sales, conoces a un tipo, os gustáis y pegáis un polvo. El polvo no ha estado mal, habéis pasado un buen rato pero está claro, clarísimo, que de eso se trataba: de pasar un buen rato. A la mañana siguiente (o en algunos casos esa misma noche) cuando el tipo se marcha, o te marchas tu (si has jugado en campo contrario) el tipo te suelta un te llamo y tu le sueltas un OK. Si a esto le sumas que no le has dado tu teléfono, tu cara es de póquer, pero igualmente le dices OK, porque lo que quieres es pirarte a tu casa, o si ya estás en la tuya, quieres que se pire él para poderte duchar, poner te tu mascarilla, hacerte las uñas, planchar, bajar al súper (vamos, lo que sería retomar tus responsabilidades post-coitales de mujer soltera).
Cuando te pasa esto, no te jode…te da la risa. Pero igualmente yo me pregunto: un “lo he pasado genial, hasta otra” ¿no era más que aceptable?

Nos podemos encontrar en otra situación, similar a la anterior pero con la diferencia que el polvo ha sido de alto impacto y estarías encantada de repetir y/o que el tipo en cuestión te gusta e incluso barajas la posibilidad de ofrecerle un puesto fijo (como amante, claro). Entonces es cuando llega el momento de marcharse y no sabes si darle tu teléfono y que te haga una perdida in situ (así tú tienes el suyo), pedirle el suyo directamente, esperar a que lo haga él…son esos segundos de pánico previos a perderlo de vista para siempre. Entonces te armas de valor y le dices: mira, te doy mi teléfono o si eres una suertuda el tipo te lo pedirá. La cuestión es que se lo das y te suelta el clásico “Te llamo”. Las primeras veces te lo crees y durante 2-3 días piensas que te llamará, cuando han pasado 7 días, pierdes la esperanza. Sigues cometiendo el mismo error de principiante hasta que te das cuenta de que casi todos lo dicen y luego nada de nada, por lo tanto pierde toda credibilidad, y además jode.

Te darás cuenta que has aprendido la lección cuando te lo suelten y ni te inmutes (y muy importante: no te pases los siguientes 7 días mirando el móvil sin parar y dándote vuelcos el corazón cada vez que te llama un número desconocido o te llegue un sms promocional de Orange). Y eso es lo que yo llamo alcanzar el estado zen-nada-me-perturba (aunque sigas sin entender porqué lo hacen).

Pero amigas…en toda regla hay una excepción. Llega un día en que uno te suelta el “te llamo” y ni te inmutas…es más, ni lo retienes. ¿Y qué pasa entonces? Pues pasa que te llama…

viernes, 3 de septiembre de 2010




2 comentarios:

6 de septiembre de 2010, 14:58
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dijo...

Uyyysss, "te llamo", qué gran frase del género masculino... Por favor, que ya no tenemos 15 años, y no necesitamos convencionalismos ni mentiras piadosas!

Cuando dicen estas palabras mágicas, he optado ya por sonreír, plantarle un beso de despedida e irme/quedarme en mi casa tan pancha. Si no llama... él se lo pierde!

7 de febrero de 2011, 13:48
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dijo...

Yo sobre el tema del teléfono tb tengo un post
http://frog-tired.blogspot.com/2011/01/los-sapitos-y-el-telefono-octubre-2009.html

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