La alergia al compromiso
Publicado por Calíope

No es que lleve el velo en el bolso y esté deseando comprometerme o casarme pero no me considero alérgica al compromiso. El compromiso forma parte de nuestras vidas: en el trabajo, con la familia, con los amigos… Pues bien, hay una nueva ola de los que se autodenominan alérgicos al compromiso, y con la suerte que me caracteriza, alguno se ha cruzado en mi vida. Lo peor de todo no es que lo sean, sino que se lo creen pero a la hora de la verdad: nasti de plasti.

Conoces a alguien y estáis a gusto. Te ves, digamos, más de tres veces y llega el momento en que te sueltan: “es que yo soy alérgico al compromiso” (que sería una traducción de: “no quiero nada serio contigo”). Aaaaaaaaaaah vale. Pues nada seguimos viéndonos, follando y estando a gusto y tan felices. A mi esta opción no me parece mal, pero solo cuando realmente es cierta.

Pones el chip de “este no quiere nada con nadie, le da miedo el compromiso” y ¿qué te encuentras? pues que con el tiempo el pavo te dice: me parece que entre nosotros falta algo, esto no acaba de cuajar y bueno, he conocido a una persona que me gusta bastante y creo que podría acabar en final feliz (eso si eres una suertuda y puedes disfrutar de este inútil ataque de sinceridad). Pero vamos a ver, ¿tú no eras alérgico al compromiso? O igual dejaste la frase a medias: “Soy alérgico al compromiso contigo”.

miércoles, 29 de septiembre de 2010




Espaguetis con lechuga
Publicado por Calíope

En mi trabajo me han enseñado que es muy importante dejar bien claras las expectativas para que tus clientes no se sientan decepcionados. Mis expectativas, en general, son tirando a altas; pero según mi amiga A. esa actitud, en cuanto a hombres se refiere, muchas veces es un error, pues conduce a una decepción tras otra.

Yo no lo tenía claro, tener las expectativas bajas de entrada es pensar en negativo, negarle el de confianza a la gente, subestimarlos.

Pues bien, mi amiga A. me lo explicó usando como ejemplo algo que le pasó a una amiga suya. Su amiga, felizmente casada o en pareja le dijo un día:

Amiga: Tia, hoy mi marido/novio me ha dicho que me va a preparar la cena (obviamente partimos de la base que nunca lo hace).
A.: ¡Uy que bien! ¿Y qué va a cocinar?
Amiga: Pues me ha dicho que ensalada de pasta.
A.: Muy bien. Ya me contarás.

La amiga de A. emocionada, se puso a pensar como sería la cena: un buen vino, una ensalada de pasta fresca (fusilli, farfalle…) con tomatitos cherry, queso de cabra, frutos secos, una buena vinagreta y con un poco de suerte velas. Pues bien, al día siguiente mi amiga A. recibe una llamada:

Amiga: Hola.
A.: ¿Qué tal? ¿Cómo fue tu cena ayer?
Amiga: Bueno… bien…
A. : No pareces muy emocionada.
Amiga: ya..es que la ensalada de pasta fue espagetis con lechuga.

Cuando A. me lo contó me descojoné, no me lo podía creer.

Con el tiempo, lo he podido comprobar. Cuando he conocido a alguién, A. me ha visto emocionada y me ha dicho: “recuerda, pequeño saltamontes: espagetis con lechuga”. Pero es que yo no lo puedo evitar, me ilusiono con las cosas y entonces viene el momento en el que me llevo el gran hostión: tienes una cita, parece que ha ido bien y nunca más sabes de él, mandas un mensaje a algún pájaro que te ronda y no responde, quedas para ir a tomar algo con un tio que te mola, y te llama para dejarlo para otro día y ese día nunca llega…

Me resisto a pensar siempre en los espagetis con lechuga…pero la mayoría de las veces me pasa como a la amiga de A. y me los tengo que acabar comiendo para cenar, y encima poner buena cara.

jueves, 23 de septiembre de 2010




Lo bueno.
Publicado por Anónimo

Este va a ser el post más corto de mi historia como bloggera. Porque lo bueno, si breve, dos veces bueno. Una gran frase del refranero español que más de uno (y más de diez, y más de cien, y más de mil..) debería tatuarse en la espalda.

Porque los hombres deberían también saber a estas alturas que no, que más rato no significa más orgasmos. Que alguien les diga que cuatro, cinco horas con el dale que te pego, con el venga a empujar, sólo nos provoca una cosa: escozor.

Entendemos que el fabricante de Vaginesil tiene derecho a existir... Pero nos gusta más acordarnos de ese polvo porque aquel día tocamos el cielo, y no porque una semana después aún veíamos las estrellas... Verdad que sí, chicas?

lunes, 20 de septiembre de 2010




Con un par!!
Publicado por Anónimo

Así es como yo procuro hacer las cosas... De frente y por derecho. Y eso es precisamente lo que espero de un hombre. Que haga las cosas con la hombría y con la valentía que se le presupone sólo por el hecho de tener un par... de cojones!!!

Vale, me diréis que esta es una visión demasiado "prehistórica" del macho, que las cosas han cambiado, que con la independencia de la mujer todo es mucho más natural... Pues os digo yo que no. Que como ellos no entienden que la mujer se haya liberado, ahora son como el perro del hortelano, ni comen, ni dejan comer.

Así que por favor, hombres del mundo... ¿podéis abrir un poquito vuestra mente, o es mucho pedir?. Porque está muy bien todo eso de "a los hombres les gusta que la mujer lleve la iniciativa". Sí, sí. A cualquiera que le preguntes te dirá que sí, que a él le encanta. Y yo digo: Y una mieeeeeeeeeerd..........".

¿Lo habéis intentado, amigas? No me refiero a que cuando tienes una pareja más o menos estable, seas tú la que busca ir a la cama... No es eso. Porque sí, ya lo sabemos, eso les gusta. Mucho.

Yo estoy en otro contexto. En el de una mujer, independiente, libre, segura de sí misma (en resumen, todas nosotras) que decide, en un momento dado, que un tío le gusta, y que no va a esperar in eternum, a que él se decida a atacar. Porque a estas alturas, la paciencia es un lujo que no nos podemos permitir. O en el de aquella que ha aprendido a pedir lo que quiere. Así de simple.

Y yo lo he puesto en práctica algunas veces, en distintas situaciones. En la discoteca, con algún amigo, con algún rollete...

En la discoteca, la sorpresa llega, primero, entre las propias mujeres. "Pero qué morro tienes, tía", te dicen. Pues mira, tendré morro, pero mientras tú esperas que el de al lado te diga algo, yo he multiplicado por 2 mis opciones de irme a casa acompañada.

Pero aaaaaaaaaahhhhhh.... Se multiplican por dos con la misma rapidez que se dividen por 0. Porque claro, ellos se acojonan. Porque pierden el control de la situación. Porque el macho no domina. Porque no es él el que hace todo lo que le han enseñado que tiene que hacer para ligar. Y porque, claro, ésta sí que tiene un par.

A uno, en la discoteca lo señalé con el dedo y le dije: "Tú hoy te vienes conmigo". Y sí, vino, pero no os voy a contar cómo acabó la cosa. Me da para otro post, para descojonarse de risa.

Pero también te puede pasar con el amigo que te mola, que parece que hay feeling, pero él no se acaba de decidir. Pues yo, hartita ya de disimular, a uno le puse una nota en el bolsillo del pantalón: "Llámame cuando quieras". Nos volvimos a ver muchas veces, pero nunca mencionó el tema. Y yo me sigo muriendo de la risa cada vez que nos vemos y me acuerdo de la nota. Y él aún se pone rojo y mira para el suelo. Tú sí que eres un valiente!!

Luego está el que no para de mandarte mensajitos, ahora un sms, ahora un mail... Mientras tú sigues el juego con sus reglas, todos jugamos... pero cuando tú dices, "oye mira, que no voy a pagarle más dinero a movistar, mejor quedamos en tu casa, y jugamos a un juego muy divertido que yo me sé..." Uy, entonces a ése le entra el pánico escénico y ese par.. ese par... se va haciendo pequeñito, algo chiquitito. Lo bueno de este es que por lo menos entiende que tiene dejar de jugar con fuego y nunca más volverá a hacerlo. Uno menos, amigas.

También hay otro que parece no asustarse, que sigue tu ritmo, que le va el rollo.. Este ya es otro nivel. Porque tú estás ahí, él también está, parece que las reglas están claras, quedáis para echar un polvo de vez en cuando.. Todo bien, vamos. Hasta que un día tú dices: "Oye, que un polvo al mes está muy bien, pero si fuera uno cada dos semanas yo tendría el cutis mucho mejor". La has cagado amiga. Porque este se ve ya en la iglesia, con cuatro críos en casa, y sin vacaciones de por vida. Y éste sí que se acojona, pero de una manera.... A mí me da pena y todo esa cara que se le pone.

Y yo me río, me río mucho. Pero también me cabreo mucho. Joder, atontado, ¿¿tanto te cuesta entender que a mí me gusta tanto follar como a ti??? ¿Tan raro es?? Si a mí me han dicho que va muy bien para la piel, para los músculos, para el estado de ánimo...

Pues no, amigas, no lo entienden. No les entra en la cabeza que hay tías en el mundo que pueden llegar a pensar como ellos y también necesitamos alegrarnos el cuerpo sin necesidad de querer casarnos después de. No.

Pues sabéis lo que os digo? Que mientras ellos se lo pierden, yo seguiré echándoles UN PAR... de polvos, si se dejan!

jueves, 16 de septiembre de 2010




Hay algunas cosas que las mujeres deberiamos aprender de los hombres. Una de ellas es mantener el amor propio y la autoestima al mismo nivel que lo hacen ellos, o sea, en lo más alto siempre. Bueno, casi siempre, no vamos a generalizar.

Creo que es innegable que ellos se culpabilizan menos que nosotras ante cualquier situación, que piensan más en sí mismos y se anteponen a los demás. No quiero levantar polémicas feministas ni nada por el estilo, sólo constato hechos.

Hace unos días estaba en la peluquería esperando mi turno, hojeando el Cuore de la semana con sus Arghh y sus famosas enseñando las bragas, cuando no pude menos que escuchar la conversación entre la peluquera y la clienta a quien estaba peinando. Y esa conversación me hizo pensar en todo esto que os he expuesto y me hizo reafirmarme en la misma idea que ya tenía: que las mujeres nunca aprenderemos a querernos un poquito más de lo que nos queremos.

La clienta de la peluquería era una chica de unos 30 y tantos y su monólogo - porque la peluquera realmente sólo asentía - fue más o menos este:

"... pues ya ves, así que ahora estoy recuperándome de todos estos años perdidos con él. Porque es que me anuló totalmente, perdí a mis amigos, con los años me fue separando de todos ellos porque le parecían todos idiotas y estaba celoso de todo el mundo. Me fue anulando como persona, y yo poco a poco le fui dando la razón sin darme cuenta, chica. Y de pronto, me quedé embarazada sin buscarlo. Y tuvimos al niño, y a medida que fue creciendo el nene me iba dando cuenta de que yo no era feliz con esa relación. Porque estaba siempre triste y amargada y el niño no se merece eso. Me di cuenta que si yo no soy feliz, mi hijo no puede ser feliz. Así que tomé la decisión de separarme, lo hice por mi hijo, para que sea un niño feliz."

Yo es que alucino, o sea, que por el niño sí lo hizo pero por ella misma no fue capaz de tomar esa decisión.

Esa historia es tan común, ¿verdad? Todos conocemos casos de mujeres que han vivido algo parecido, que han estado metidas hasta el cuello en relaciones destructivas. Destructivas, sí, aunque no haya maltrato físico y porque el maltrato psicológico es un concepto discutido y complejo de definir. Relaciones destructivas porque en ellas se destruye la independencia de la mujer y se va minando su autoestima poco a poco hasta perderla por completo. Algunas se dan cuenta, aunque sea tarde, de lo que han vivido y se espabilan. Otras dejan pasar el tiempo y los años se les echan encima sin haber tomado cartas en el asunto.

Ojalá las mujeres de 20 y tantos que ahora empiezan una relación de este tipo reaccionaran a tiempo. Estaríamos frente a una nueva generación que no pierde por lo menos 10 años de su vida con la persona equivocada y sintiéndose infeliz sin ni siquiera poderlo reconocer, ya que están haciendo ni más ni menos que lo "adecuado", lo que se espera de ellas en sociedad.


Ojalá esto sirva para que por lo menos una mujer reaccione y se enfrente a su presente y a su futuro por sí misma, haciendo lo que es mejor para ella.

Ojalá aprendamos las mujeres algún día a ser más egoístas y no pensar tanto en los demás (nuestra pareja, nuestros hijos, nuestros padres...), por lo menos en lo que respecta a nuestro corazón!



martes, 14 de septiembre de 2010




Nueva asignatura: aprender a ligar
Publicado por Anónimo

Dicen que la especie está evolucionando, dicen que las nuevas generaciones están mucho más preparadas… pero noooo, se equivocan, el género masculino sigue sin tener ni puta idea de cómo entrarle a una mujer!!!!

Todas hemos vivido, esas frases ilustres, más que sobadas de: estudias o trabajas, vienes mucho por aquí, te pareces a una chica que conozco, mi amigo te quiere conocer… Ellos no saben que si las utilizan están automáticamente descartados.

Pero entonces vienen los innovadores, aquellos que se pasan un buen rato rondándote, pasando por tu lado intentando rozarte con sutileza el culo, pidiendo perdón, perdón, con cara de: dime algo, dime algo y sácame de este aprieto… Pues no, nosotras seguimos divinas de la muerte, estirando más el cuello si cabe, metiendo más tripa tipo Obregón, meneando más el culo,… muchas veces en realidad ni nos interesa el tipo lo más mínimo pero queremos que nos diga algo.

De repente vemos que nos mira, se sonríe, le dice algo al amigo, sí la gran frase está preparada, el macho acecha su presa, se lanza con seguridad y te suelta: -¿Quieres una copa de champán? No vale nada, está caliente, es del cumpleaños de mi amigo. Viva la madre que te parió, sí señor te has ganado un gallifante. Pero como se puede ser tan, tan, tan… bueno eso mismo que estáis pensando todas, qué respondes a esta proposición que no sea un –No, gracias (desaparece de mi vista ya, vuelve al zoo del que te has escapado).

Desde luego dicen que ahora las mujeres se lanzan más, toman la iniciativa, les entran a los hombres, cómo no lo vamos a hacer con semejantes especímenes sueltos por la noche!

Aunque el sueño de nuestra vida, siga siendo que aparezca Mr. Big con su fiel chófer Raúl, no nos diga ni una palabra, solamente nos haga el gesto de sígueme con la mirada, te invite a subir en su flamante coche, te invite a una copa de champán perfectamente refrigerada y os la bebáis cerca de la playa bajo las estrellas… la realidad es que hemos de despertar del sueño y seguir escuchando las frases más aburridas del mundo, si tienes la suerte o la desgracia de que te digan algo!!

Propongo que en los centros escolares se incluya una asignatura de obligado cumplimiento: Modos y maneras creativas de ligar, seguro que será más útil que física o química, por que eso ya se aprende en El Hormiguero.

viernes, 10 de septiembre de 2010




Quien con niños se acuesta...
Publicado por Anónimo

.. Mojada se levanta! Mojadita, sí, chorreandito... Pero no de gustito.

Y es que hace un tiempo leí algo sobre las pantera, un fenómeno que va en aumento entre las mujeres que sobrepasan los cuarenta (los cincuenta en algunos casos), tipo Demi Moore, Sharon Stone o Madonna, que en un momento de su vida deciden poner un pipiolo jovencísimo a su lado. A los pocos meses, me enteré de una nueva modalidad: las puma (cougar, en inglés). El mismo fenónemo, pero entre las treintañeras, aunque en estos casos, las diferencias de edad se acortan.

Según explicaban los reportajes que leí, el binomio funciona: mujer independiente, con trabajo estable y una economía solvente, segura de sí misma, que lleva una vida libre, sin ataduras, y lo más importante: se conoce a sí misma, sabe lo que quiere en la cama, cómo lo quiere, y disfruta libremente de su sexualidad. Él, joven, no aporta la misma situación vital, pero su sexualidad se encuentra en el momento más álgido, por lo que la satisfacción sexual está asegurada en ambos casos. Evidentemente, estas relaciones en las que el componente sexual tiene un gran peso, carecen de otros fundamentos para establecer lazos a largo plazo, pero si ambos tienen claro su rol, pueden funcionar durante mucho tiempo. Por qué no.

La cuestión es que todo ello me hizo pensar... Uno más joven que yo, FALTI!!

Y no es que me pusiera a buscar un pipiolo desesperadamente, ni que fuera preguntando la edad a todo el que se me presentó antes de llevármelo al catre, ni me lo marqué como objetivo inmediato a cumplir, pero mira, tuve suerte. Pronto apareció en mi vida uno de esos "niños".. Guapísimo, jovencisímo, graciosísimo... "Uff, estoy en racha", me dije a mí misma.

Me tuve que controlar, eso sí. No podía parecer una femme fatale, ni mis manías adquiridas con los años podían revelar mi edad (me la inventé, por supuesto), y tuve que disimular mucho para que no se notara que me moría de ganas de saber lo bien que iba a funcionar el chico en la cama... Así que esperé... A la primera cita, claro.

Ooooooooooooooooohhhhhhhhhhhhhhhhh qué agradable sorpresa para empezar. Voy a obviar el tema preliminares inexistentes, o el "magreo" de los pezones como si fueran los botones del mando de la tele... No, ya tendremos tiempo de hablar de eso en otro post. Fue aún mejor: mi vagina (por ser un poco fina) se había convertido, de repente, en una gran, gran, gran cueva. Y es que yo no lo sabía hasta entonces, pero me caben CUATRO DEDOS!!!! CUATRO DEDOS DE UNA MANO!!! Y ahora pensaréis: "Joder, qué gustazo". Pues no, amigas, no. Os puedo asegurar que esos cuatro dedos ahí dentro, sin ton ni son, no sirvieron para nada. Yo pensaba: "Ya que está, que meta el quinto y haga pleno". Y yo hice ver que me lo pasaba estupendamente, eso sí.

He de reconocer, de todas formas, que en algo tenían razón los mencionados reportajes. Su capacidad física, su ímpetu sexual, estaban fuera de toda duda. Así que decidí darle una nueva oportunidad.

O me la dio él a mí. Porque tras ese primer encuentro, se convirtió en un chatero del tipo I (os hablé de ellos en mi post del día 30 de agosto) y pasaban los días, las semanas, y yo ya no sabía qué hacer para que saliera de su antro, dejara el ordenador, el facebook, el messenger, y decidiera darse otra alegría para el cuerpo.

Hasta que al final tuve que proponérselo yo. No es que me importara, pero bueno, habría esperado otra cosa. En fin, no me enrollo, que quedamos y fuimos a tomar algo.

De repente me ví, en un bar de moda, llenito de tíos buenos, y yo sentada allí, con un niño, muy guapo, sí, pero que me estaba contando lo feliz que era con su trabajo de becario. Y lo pesada que era su madre con el rollo de que estudiara. Tuve un momento de quererme morir. Pero una, que es una mujer de recursos, tuvo una inspiración: mujer fácil = mentalidad masculina. Y entonces recordé todas las cenas, todas las copas, todos los rollos que habían aguantado mis ex antes de poder llevarme a la cama. Y decidí esperar. Y aguantar. La recompensa valdría la pena.

Pero he de deciros, amigas, que ese día mi sorpresa fue más grande que la de descubrir que mi vagina es una gruta. Cuando me dijo que quería ir a su casa, me volví a emocionar, "sigo en racha jejeje", pero al llegar a su portal: "Gracias por invitarme, gracias por venir, gracias por estar ahí, ya nos vemos otro día, nos llamamos un día de estos, chateamos.." Me quedé muerta!!!!

Me voy a ahorrar los detalles de cómo me sentí en ese momento. Sólo os diré que tonta es lo más fino que me dije a mí misma... Con todo lo que había aguantado yo esa tarde!!! Y resulta que el niño sólo quería pasar una tarde "divertida"... Y en el concepto de diversión de un crío no entra el sexo, claro.

Pero pronto dejé de sentirme idiota y no pude más: "Pues mira niño, que te cuide tu madre!!. Que yo aquí he venido a hablar de mi libro, c..."

Aunque os confieso una cosa. Durante los cinco días siguientes pensaba: "Pequeñines, no gracias". Pero ahora... Voy loquita por encontrar otro de esos!! :))

martes, 7 de septiembre de 2010




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Te llamo
Publicado por Calíope

La gente normal, piensa las cosas antes de decirlas. Muchos de los hombres que se han cruzado últimamente en mi vida, no. Existe una tendencia a la verborrea, a decir las cosas sin pensar, a soltarlas así, porque sí… Mal. Si os preguntáis porque…pues porqué las mujeres escuchamos cuando nos hablan y la gran mayoría nos acordamos de lo que nos dicen. Y porque decir por decir, es tontería.


No logro entender porque alguien dice algo por decir. Es más, no entiendo porque alguien dice algo cuando sabe perfectamente que no lo va a hacer. Un ejemplo clásico sería el “Te llamo”. Pongámonos en situación: sales, conoces a un tipo, os gustáis y pegáis un polvo. El polvo no ha estado mal, habéis pasado un buen rato pero está claro, clarísimo, que de eso se trataba: de pasar un buen rato. A la mañana siguiente (o en algunos casos esa misma noche) cuando el tipo se marcha, o te marchas tu (si has jugado en campo contrario) el tipo te suelta un te llamo y tu le sueltas un OK. Si a esto le sumas que no le has dado tu teléfono, tu cara es de póquer, pero igualmente le dices OK, porque lo que quieres es pirarte a tu casa, o si ya estás en la tuya, quieres que se pire él para poderte duchar, poner te tu mascarilla, hacerte las uñas, planchar, bajar al súper (vamos, lo que sería retomar tus responsabilidades post-coitales de mujer soltera).
Cuando te pasa esto, no te jode…te da la risa. Pero igualmente yo me pregunto: un “lo he pasado genial, hasta otra” ¿no era más que aceptable?

Nos podemos encontrar en otra situación, similar a la anterior pero con la diferencia que el polvo ha sido de alto impacto y estarías encantada de repetir y/o que el tipo en cuestión te gusta e incluso barajas la posibilidad de ofrecerle un puesto fijo (como amante, claro). Entonces es cuando llega el momento de marcharse y no sabes si darle tu teléfono y que te haga una perdida in situ (así tú tienes el suyo), pedirle el suyo directamente, esperar a que lo haga él…son esos segundos de pánico previos a perderlo de vista para siempre. Entonces te armas de valor y le dices: mira, te doy mi teléfono o si eres una suertuda el tipo te lo pedirá. La cuestión es que se lo das y te suelta el clásico “Te llamo”. Las primeras veces te lo crees y durante 2-3 días piensas que te llamará, cuando han pasado 7 días, pierdes la esperanza. Sigues cometiendo el mismo error de principiante hasta que te das cuenta de que casi todos lo dicen y luego nada de nada, por lo tanto pierde toda credibilidad, y además jode.

Te darás cuenta que has aprendido la lección cuando te lo suelten y ni te inmutes (y muy importante: no te pases los siguientes 7 días mirando el móvil sin parar y dándote vuelcos el corazón cada vez que te llama un número desconocido o te llegue un sms promocional de Orange). Y eso es lo que yo llamo alcanzar el estado zen-nada-me-perturba (aunque sigas sin entender porqué lo hacen).

Pero amigas…en toda regla hay una excepción. Llega un día en que uno te suelta el “te llamo” y ni te inmutas…es más, ni lo retienes. ¿Y qué pasa entonces? Pues pasa que te llama…

viernes, 3 de septiembre de 2010




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